De los reproches,
nos quedó la escarcha
endureciéndonos
hasta quedar ajenos
de cada uno, los dos.
Esos, tus gestos.
Mirándote adivino
frescor de menta
las ternuras que
añejas
en tu íntimo viñedo.
Carmen del Valle Picardo
De los reproches,
nos quedó la escarcha
endureciéndonos
hasta quedar ajenos
de cada uno, los dos.
Esos, tus gestos.
Mirándote adivino
frescor de menta
las ternuras que
añejas
en tu íntimo viñedo.
Carmen del Valle Picardo
¿Qué besos pudieran
alcanzarte aljibe, de nuevo?
¿Qué palabras pronunciar
para beber de tu agua, los ecos?
Pequeños mis cántaros.
Agrietados mis labios.
Mis pasos…quebrándose y secos.
Carmen del Valle Picardo
Fue descubriendo
manos suaves tierra buena
fue descubriendo al amor y
a la esperanza;
luz mañanas blandos cosechas y…
le amanecieron capullos, las letras,
para ser la palabra; jardín en primavera.
Fue descubriendo
el odio que sepulta
la maldad que hiere
la palabra que sana
el perdón que abraza
el corazón que entiende.
Y…con pinceles de letras
fue retratando
a la vida y a la muerte.
Y fue su pluma; la voz,
del gozo del blanco del transparente
del quebranto y las intemperies…
La voz que se escucha
en las ventanas de letras
que permanecen siempre; abiertas,
en las casas singulares
de los poetas.
Carmen del Valle Picardo
Quedó hecha un surco, la vida,
encarnada en tu cuerpo.
La piel, una sola huella.
Cicatrices
los placeres, quebrantos y lamentos.
De tanto beber verdades,
más profundo los ojos se te hundieron.
Muy de adentro el alma habla
moldeando tu mansa, larga,
y a veces; ausente mirada.
Pareces no tener voz, sólo pensamiento.
Sumergido en solitaria pausa;
observas de los otros el tiempo
del que tú,
ya no te sientes dueño.
Carmen del Valle Picardo
Tengo un espacio
donde el silencio no existe.
Donde la piel la mirada
la sonrisa la lágrima
respiran hablan
abrigadas;
en el regazo siempre tibio
de tu alma suave y blanda.
Tengo un rincón donde
mis incógnitas mis sueños mis anhelos;
se desnudan sin recelos.
Tengo un cielo despejado
íntegro y mío.
Un refugio único y es
esta entrañable sólida inexpugnable
certeza
de tenerte siempre
de saberte aún, en la ausencia;
entero incondicional y absoluto
siempre; conmigo.
Carmen del Valle Picardo
De Belén vienen los ponchos
los telares y artesanos
los colores los hilados
a Catamarca nombrando.
Dibujando tierra noble
un Santuario y los milagros.
La virgencita morena
los promesantes orando.
Catamarca tierra dulce
tu gente te ha bautizado.
Devoción y manos blandas.
Pan casero, tu regazo.
Catamarca, tus paisajes…
Cuestas y cerros cambiando.
Verde oscuro verde claro.
Verde espeso verde ralo.
En el valle, tu garganta
y en el hondo, Dios hablando.
Tus frutos almibarados.
Tu gente, fe y trabajo.
Catamarca…Catamarca…
Tierra noble. Un santuario.
Carmen del Valle Picardo
Frutos dorados.
El
verde intenso.
Un
mandarino.
Coloreando
al invierno.
Árbol
abuelo.
Frutos
maduros.
Verde
y chispitas.
Azucarando
al invierno.
Juegos
de niños.
Sombra
y frescura.
Mate
y familia.
Un
mandarino y veranos.
Carmen del Valle Picardo