Tengo un espacio
donde el silencio no existe.
Donde la piel la mirada
la sonrisa la lágrima
respiran hablan
abrigadas;
en el regazo siempre tibio
de tu alma suave y blanda.
Tengo un rincón donde
mis incógnitas mis sueños mis anhelos;
se desnudan sin recelos.
Tengo un cielo despejado
íntegro y mío.
Un refugio único y es
esta entrañable sólida inexpugnable
certeza
de tenerte siempre
de saberte aún, en la ausencia;
entero incondicional y absoluto
siempre; conmigo.
Carmen del Valle Picardo