De aquella casa modesta
tengo en mis sentires,
los latidos más límpidos y
frescos.
Tengo de sus rincones; recuerdos,
tibiezas blandas
que me tejieran por dentro.
Tengo de sus paredes,
exquisitos ecos, sabores
que en la infancia;
me hicieran rozar los cielos.
Aquella casa paterna,
perfuma desde siempre
mis tiempos y en las postales
de mis memorias...el patio,
crepita los más fragantes
momentos…
La mirada radiante de mi madre
acariciando luminosos canteros
de coloridos pétalos, todos
repletos.
Las manos de mi padre
fecundando la tierra
sus pausas de labriego y su
embeleso
admirando sus frutales
rebosantes y soberbios.
Los atardeceres compartidos
jugando a encontrar luceros
y en las noches copiosas de
estrellas;
comunión de pensamientos
a corazón abierto.
El patio de aquella casa,
quedó raíz de mis sueños:
El olor a familia,
mi brújula, en todos mis tiempos.
Carmen del Valle Picardo
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