Me
hundo en tus ojos
de
agua dulce y mareas
para
emerger
efervescencia
púrpura.
Espuma,
yo entera.
Nos
redimimos.
Los
dos, gritamos culpas
deshilachándonos
hasta
quedar pequeños
y,
de a dos; remendándonos.
Carmen del Valle Picardo
Adivinando…
¿Me
quiere? ¿No me quiere?,
la
margarita.
Yo,
deshojando pétalos.
Buscando
el sí, mi anhelo.
Suave fragancia.
De
a dos, construir los días
y,
la vendimia;
este
olor a familia
de
hacer juntos, la vida.
Carmen del Valle Picardo
Tata Dios, te están llamando…
Pachamama es un llanto.
La violamos, mercenarios.
A su templo, destrozamos.
¿Tata Dios, qué está pasando?
Nuestra tierra se nos muere.
Sin remedios, su calvario
y nosotros; en pecado.
Tata Dios, te están llamando…
Son los niños asustados.
Los que vivirán mañana
en un suelo destrozado.
¿Tata Dios, qué está pasando?
Se nos muere Pachamama.
Nuestros ojos aún vendados
y los niños…aterrados.
¿Tata Dios, qué está pasando?
Nuestra tierra se nos muere.
Nuestros ojos aún vendados
y seguimos en pecado.
Carmen del Valle Picardo
Te hablo de hadas,
duendes y magia en cuentos.
Niño pequeño…
Yo, buscando tu sueño.
Tú, espiando a mi niño.
El
alhelí,
dibuja
primavera
en
el jardín.
La
abuela, teje sueños
en
escarpines blancos.
Carmen del Valle Picardo
Somos apenas/peregrinos/
caminantes de un mismo
tiempo
marcando/ con nuestras
huellas/
las sendas
de los futuros luminosos
de los mañanas polvaredas.
Somos/ el lápiz/que traza
el rostro del tiempo
que nos congrega.
Vamos dibujando alboradas
cuando las manos blandas/
quieren el germinar de
primaveras
y vamos
rastrillando mañanas/
cuando nuestras vertientes
claras/
se secan.
Somos los autores
de nuestras alegrías y
nuestras tristezas.
En un calendario que no
miente/
se hunden nuestras huellas
para quedar humus o piedras.
Carmen del Valle Picardo
Espuma
rosa
los
lapachos en flor…
luz
de octubre.
¿Duerme
la luna?
¿Quién
cuida a las estrellas?
Pregunta
un niño.
Día
a día;
me
encojo en las costumbres
del
existir.
Carmen del Valle Picardo
Yo le canto a los amores
que nunca se marchitaron.
Mis amores son los hombres
que a la vida han venerado.
Le canto al hombre honrado
que ama y respeta al hermano
que es fruto bueno en su tiempo
que es siembra en todos sus pasos.
Yo le canto a los amores
le canto a los hombres mansos.
Los que se acunan en credos
de paz y cálido abrazo.
Carmen del Valle Picardo
¡Las viejas fotos!
nos
recrean ayeres
y
en el tamiz/
nuestros
paisajes bellos
de
agua fresca y fuego.
Tu pipa el huerto
los
geranios tus árboles…
desde
tu adiós/
la
casa huele a nostalgias
cada
rincón/nombrándote.
Carmen
del Valle Picardo
Porque germino en suelos
doloridos
sedientos…
Porque
tengo mis raíces aferradas;
a la
fortaleza inquebrantable
de
los bienaventurados credos.
Porque
busco la luz
que
ilumina con acierto los senderos.
Porque
sobrevivo a los temporales recios
y a
los impiadosos inviernos
con
la convicción que me alimenta;
Vida,
por dentro.
Porque
pasarán los años
y
seguiré existiendo
en
las semillas nobles
que
los tiempos no corrompieron.
Me
llaman, Esperanza
y
seguiré… Esperanza siendo
en
amaneceres nuevos
en
luz con destino de cielos
en
la voz y el testimonio
de
las virtudes más nobles
que,
al hombre ungen;
futuro,
en amor; despierto.
Carmen del
Valle Picardo
Duérmete
niñito, duérmete…
Es
tu madre quien te canta.
Es
su voz la que te nombra
angelito
de su alma.
Ya
llega el sueño, niñito,
despacito
en manos blandas.
Es
tu madre quien te arrulla
bendiciendo
tus mañanas.
Dormidito
estás ya niño.
Tu cunita
brilla blanca.
Es
tu madre quien te abraza.
Su
regazo, tierra santa.
Carmen del
Valle Picardo
Si es tu canto el que regresa
¡Qué
tristeza, las tristezas!
Como
al sol, los girasoles;
la esperanza
se ilumina.
Si
tu risa es la que invita
la
alegría nos despierta.
Regocijo
entre hermanos.
¡Brindaremos
con abrazos!
Si
te nombras mi amigo
¡Qué
frescura en tus labios!
Se
me llenan los caminos
de
agua dulce sol y pájaros.
Carmen del Valle
Picardo
