lunes, 9 de mayo de 2016

Blacky te llamabas, amor

Era abril cuando llegaste…
Pompón azabache...cachorra trémula
escondida entre las manos
de mi hija más pequeña.
Un retazo de noche
durmiendo sus horas de biberón
entre trapos y cartón, en la calle;
bajo las estrellas.
Cachorra betún
de linaje huérfana, orejitas solapas,
corbatita blanca sobre tu renegrida pechera.



Era abril cuando llegaste…
Cachorra y sorpresa
para quedarte en casa, acurrucada,
bajo el cómplice alero de mis hijas.
Todavía te veo…tiritándote la dicha
en tus orejitas solapas toda vez que,
inclinando tu hocico hacia los mimos;
mi hija mayor te peinaba toda
de caricias largas nombrándote despacito…
Blacky…Blacky…




Pasaron los años…las niñas crecieron…
De la infancia, quedaste vos, latido.
Quedaste, para acompañarme en el nido…
Amiga leal junto a mis prisas,
mis pausas, mis penas, mis regocijos...
Esperabas mis regresos a casa
sonriéndote la mirada,
abanicando tu cola larga…
Me esperabas…bengala encendida
junto a la puerta de entrada
mucho antes que yo llegara.



Pasaron los años...
A las dos, nos tiñó la plata
y un día de octubre
mientras el cielo lloraba a la siesta;
te dormiste discreta…en el patio de casa…
sin avisarme siquiera…Te dormiste…
con los ojos abiertos buscando quizás;
las estrellas, las que compartíamos juntas
cuando insomne; al costado de mi mesa,
acompañabas mis noches
de papel, sentires y letras.



Mi esposo…tu compinche de plaza,
corridas libertinas y alocados juegos;
te enterró sin mi compañía.
Yo…cuidaba a los nietos, los hijos,
de aquella niña traviesa que,
en abril y a escondidas;
a casa, te trajera.
Tu compinche… tu amigo en el césped,
ladridos eufóricos, saltos olímpicos,
veredas al galope sin collar ni frenos,
dijo:"Compraré un duraznero"
y lo plantó allí…Cerca
de donde ahora, descansas recuerdos.
Quizás…cuando florezca el árbol
y se encienda de color la brisa;
quizás…esta melancolía
se me derrame finita llovizna
recordándote leal, firme compañera.
Brava leona en mi defensa.
Celosa guardiana de mi descanso
toda vez que yo estaba enferma.
Ovillo grueso de amor junto a mi mesa
mientras se me escurrían las letras
intentando poemas.
                      
                    Carmen del Valle Picardo
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