A veces…
Hasta las tristezas se apelmazan.
Será… de guardarlas apretadas…
de no querer mirarlas
y mucho menos aún, ventilarlas.
Con el tiempo,
quedan tan encogidas
tan deslucidas tan vanas
que, ni siquiera duele
el descartarlas… Otras vendrán
seguro, a reemplazarlas.
Carmen del Valle Picardo