Allá, en la
lejanía;
quieren llorar
las montañas
sólo el frío
las cobija
sólo el viento
las abraza.
La soledad,
conmovida;
las consuela
sin palabras
con un pañuelo
muy blanco
va acariciando
sus caras.
En el filo de
la noche
se durmieron
las montañas
para amanecer vestidas
pureza, en
túnica blanca.
Allá, en la
lejanía
y bajo el sol;
se extraña
el verde de un
paisaje
que de nieve se
arropara.
Carmen del Valle Picardo